El proyecto

El objetivo de esta investigación es estudiar los cambios en las redes personales y capital social de las mujeres cuidadoras de un padre/madre mayor con dependencia en Santiago de Chile, y su impacto sobre su bienestar subjetivo, salud física y mental.

Como ya es de común conocimiento, Chile es un país envejecido. Esta situación plantea una serie de nuevos desafíos, uno de los cuales se asocia al fenómeno de la dependencia funcional, especialmente entre los más envejecidos. Según datos nacionales, el 14,4% de la población mayor es dependiente, cifra que se incrementa a casi 40% en la población de 80 y más años (MDS, 2017), es decir, necesitan del cuidado de los demás para el desarrollo de las actividades de la vida diaria.

Si bien el Estado, mercado, comunidad y familia tienen responsabilidad en la provisión de cuidado, la organización social de los cuidados en nuestro país sigue apoyándose principalmente en esta última. Si nos enfocamos además en las prácticas de distribución de cuidado al interior de las familias, se aprecia la persistencia de una profunda desigualdad de género. La tradición, la socialización y las relaciones económicas continúan situando a las mujeres en el centro de las tareas de cuidado de personas mayores y de otros grupos sociales. 

Sin embargo, diversos cambios demográficos y socioculturales -tales como la reducción del tamaño promedio de las familias; una maternidad más tardía; una mayor permanencia de los/as hijos/as en el hogar de los padres- sumado al aumento en la participación laboral femenina, complejizan la experiencia de cuidado, lo que puede traer aparejado importantes consecuencias sobre el bienestar y salud de las mujeres que desempeñan este rol. Todo esto en un contexto donde se mantiene la rígida división sexual del trabajo y una organización social del cuidado sumamente desequilibrada e injusta.

De lo descrito surge la preocupación por estudiar los recursos que podrían contribuir a reducir el efecto negativo del cuidar entre las mujeres que realizan este trabajo, siendo este el foco de interés del presente estudio. Específicamente, se parte del supuesto de que las redes personales emergen como un recurso significativo para mantener el bienestar de las cuidadoras, lo que justifica el interés en estudiar las interacciones sociales que establecen ellas con su entorno y los potenciales cambios producto del cuidado. La hipótesis detrás es que la prestación de cuidados es un proceso dinámico, donde existen diversas oportunidades para mantener y crear relaciones sociales, por lo que en aquellas situaciones en que las cuidadoras logren una coordinación y cooperación de sus redes personales más cercanas, o bien, logren articular nuevos lazos con miembros o grupos de otros entornos, serán capaces de afrontar de mejor manera los desafíos vinculados al cuidado, manteniendo con ello buenos niveles de bienestar subjetivo, salud física y mental, en contraposición con aquellas que terminen socialmente aisladas o que interactúen con redes sociales que no cooperan. En esta línea cabe destacar que el cambio en las redes personales no solo se circunscribiría a los vínculos familiares de las cuidadoras, sino que también posiblemente a sus vínculos no familiares (vecinos, amigos, compañeros de trabajo, redes laborales e institucionales, etc.), elemento que será considerando en el presente estudio. Asimismo, se reconoce que distintos factores del curso de vida (entendidos como distintas etapas del cuidado y la realización de otros roles sociales), así como la posición en la estructura social de clase, pueden afectar la habilidad de la cuidadora para negociar con su entorno y movilizar recursos que faciliten su labor, todos aspectos a incluir.

En términos metodológicos, esta investigación usa una perspectiva mixta, dado que considera una etapa de estudio cuantitativo, y una cualitativa. Así, se realizará primero un estudio cuantitativo y longitudinal, a través del diseño y aplicación de una encuesta panel con tres olas de medición, lo que permitirá estudiar detalladamente los cambios en la estructura de las redes personales y capital social de las mujeres de que son cuidadoras y su impacto sobre el bienestar y la salud, a lo que se sumará una segunda etapa cualitativa, a través de la realización de entrevistas semiestructuradas, que permitirá profundizar en los mecanismos de usados por las cuidadoras encuestadas para responder a los requerimientos del cuidado, ya sea con otros integrantes del hogar como también de otros vínculos sociales no familiares.

Se espera que los resultados de este estudio permitan avanzar en la generación de nuevo conocimiento que aporte a la visibilización de los alcances de la prestación de cuidados en la vida de las mujeres, con miras a mejorar la situación tanto de éstas, los/as potenciales receptores de ayudas, así como el entorno social en general, enfatizándose en el papel que juegan los recursos inherentes a las relaciones sociales como factor crucial para dar respuesta adecuada a las demandas de la creciente población mayor dependiente, y lograr tener una buena experiencia de cuidado por parte de quien lo ejerza.

Imágenes: Obtenidas desde Google Imágenes (19.07.23)